jueves, 8 de noviembre de 2012


Ha pasado casi un mes desde que actualicé mi blog. Me siento preso de una urgencia por disculparme. ¿Pero con quién? ¿Y con qué fin? Si uno crea auténticamente solo para uno mismo, ¿por qué entonces me perturba tanto encontrar que mis únicos visitantes se han reducido prácticamente a nada, con un porcentaje de rebote cercano al noventa y nueve por ciento? Estos impulsos gemelos —la autoestima imprudente y la aprobación de los demás—se niegan nítidamente uno a otro. Esta es la paradoja esencial de nuestro tiempo.